Rostros silenciosos.
Se marchitan entre el vaivén de las grandes ciudades
Con el aliento cansado, extendiendo sus manos por un trozo de pan.
Imploran cada día al cielo esperando una respuesta.
Son vistos por los que se pasean como pavos reales
Sin importarles el rechinar abdominal de los desposeídos.
¿Quien hará al hombre sensibilizarse,
Ante la cruenta vida del que no tiene donde ensoñarse?
De aquel que no tiene como sonreír ni riqueza que ofrecer,
Más que solo un rostro silencioso en el que guarda
La aspereza del tiempo que lo vio desvanecer
Entre el océano rocoso y atroz que solo le miro escéptico
Y con desdén.
Hasta cuando habrá identidad
Para brindarle pan al que solo mira
Como los canes ensillados rugientes
Devoran y derrochan la hogaza.
¿Cuándo los rostros silenciosos serán escuchados?
¿Cuándo pensaremos en que existen
Muchos que no se sustentan del venaje maternal
Y que esperanzados por un brebaje
Y rosca recorren la gran ciudad?
Quizá la vida tenga que encargarse de doblar la moneda
Y eclipsarla en un cielo sin sol y sin luna,
En una racha que el soplo sin oxigeno
Nos deje el aliento que viven los que hoy
Nos miran con un rostro intimidado
Haciéndonos abrir nuestra mirada
Y penetrar por el dolo en sus vidas
Y así compartir ese pan de cada día.
Quizá sea la identidad la que te haga
Extender tu brazo y hacer sonreír
A un rostro silencioso
A un rostro olvidado
A los desposeídos.
Kruczo